
Una fila de mujeres vestidas de negros encabezaban el desfile portando al hombro cirios blancos. Una multitud se agolpaba a su paso y docenas de destellos procedentes de cámaras y móviles les acompañaban a cada paso que daban. Me llamó la atención la que, con la cabeza erguida y el gesto severo, marchaba en el centro de la formación indiferente a todo lo que no fuera su representación.