Los vestigios del castillo, las ruinas de la ermita de San Miguel y la iglesia de la Virgen de Marcuello conforman un interesante conjunto medieval elevado sobre una meseta, a más de mil metros de altura, que domina la Sierra de Loarre.
El Castillo de Marcuello (Huesca) formó parte de una cadena de fortificaciones creadas por Sancho II El Mayor en la frontera de los territorios musulmanes de Huesca y Barbastro. Junto al de Agüero, Loarre y Ayerbe, entre otros, formaron parte del efímero Reino de los Mallos, que gobernó Berta Cruz, viuda de Pedro I. Esta soberanía pasó poco después a la corona de Alfonso I El Batallador en la primera mitad del siglo XII. Finalmente, en 1258, Jaime I El Conquistador hizo una permuta entregando Marcuello, Linás, Sarsamarcuello, Saltillo y Pequera al noble García de Pueyo, a cambio del lugar de Dos Aguas (Valencia). A lo largo del siglo XV, como pasó con Loarre, los habitantes del castillo descendieron al llano ocupando Sarsamarcuello y Linás de Marcuello, con el fin poder acceder a mayores superficies de cultivo.
El castillo de Marcuello, en origen, tenía una estructura muy similar al de varías fortificaciones de la Hoya de Huesca: constaba de una gran torre de planta rectangular rodeada por un recinto amurallado levantado en mampostearía. La torre, de la que sólo se conserva en pie el muro oeste, respondía a la tipología de donjon, es decir, una torre de gran altura —en este caso de cuatro plantas— ideal para funciones de observación. El piso inferior de esta torre debía ser el almacén, con vanos para ventilación. Sobre éste se encontraría el acceso, situado en altura, mientras que los dos pisos superiores son estrictamente defensivos con accesos a cadalsos de madera complementarios, tres en el tercer piso y dos cubriendo el espacio intermedio en la planta superior.
Próximos a los restos del castillo, se conservan dos templos. El de menores dimensiones corresponde a lo que en su día fue la Ermita de San Miguel, construida, al igual que el resto del conjunto fortificado, en el siglo XII. De la ermita original tan sólo se conserva el ábside cubierto con cuarto de esfera y parte de la nave, cubierta con bóveda de cañón. En sus gruesos muros pueden observarse marcas de cantero y un par de vanos derramados.
El otro edificio del conjunto de Marcuello es la Iglesia de Nuestra Señora de Marcuello. Seguramente, esta iglesia románica, reformada en el XVII, ya formara parte del conjunto fortificado. De hecho, se puede observar como su torre-campanario tiene un fuerte aspecto defensivo. Cuenta con un ábside semicircular bajo el cual hay una cripta dedicada a San Esteban. El acceso se realiza mediante un arco de medio punto dovelado, e interiormente presenta una nave rectangular de cinco tramos. La capilla mayor está cubierta por exedra, el resto de la nave con lunetos y a los pies está situado el coro.
Desde aquí, podemos hacer una corta excursión hasta el Mirador de los Buitres por el sendero de los Acantilados de Os Fils donde podremos contemplar unas magníficas vistas de los Mallos de Riglos.