La primera mención documental de la Iglesia y Parroquia de San Esteban la encontramos en un acuerdo de permuta entre el margrave Leopoldo IV de Austria y el obispo Reginmar de Passau que data de 1137. Esta año se acepta generalmente como la fecha de inicio de la construcción de la primera Iglesia de San Esteban. Desde entonces se han ido sucediendo diversas obras y restauraciones cuyo resultado final podemos ver en este espectacular recorrido virtual.
La Catedral es realmente magnífica y resulta difícil escoger un detalle de entre todos los elementos pictóricos, escultóricos y arquitectónicos que la componen. Al final, me he decantado por el púlpito de piedra, una obra maestra de la escultura gótica tardía. Atribuido durante mucho tiempo a Anton Pilgram, hoy en día se considera más probable que fuera su tallador el holandés Niclaes Gerhaert van Leyden. Como en muchas otras iglesias, el púlpito se apoya en un pilar de la nave, en lugar de estar en el presbiterio, con el fin de que los fieles pudieran oír mejor el sermón.
La estructura se sostiene por formas que representan todo el repertorio decorativo de la arquitectura del Gótico Flamígero: arcos con todo tipo de nervios y adornos, fustes filamentosos, gabletes, elementos vegetales muy estilizados, pináculos con mil y una caladuras, etc,
Sobre los pétalos góticos hay retratos en relieve de los cuatro Doctores originales de la Iglesia (San Agustín de Hipona, San Ambrosio, San Gregorio Magno y San Jerónimo). Cada uno de ellos se corresponde a un temperamento distinto en un momento concreto de la vida. Si se observa de derecha a izquierda se puede ver a:
- san Ambrosio, con la mitra y el libro que representa el tipo sanguíneo.
- san Jerónimo, con el capelo cardenalicio y el libro representando al anciano colérico.
- san Gregorio, portando la tiara, el libro y la lupa imitando al escéptico flemático de edad intermedia.
- y san Agustín, con la mitra, el libro y el tintero, es el joven melancólico sumido en sus pensamientos.
La barandilla de la escalera que rodea el pilar desde el suelo hasta el púlpito está decorada con fantásticos sapos y lagartijas que se muerden entre sí, simbolizando la lucha del bien contra el mal. En lo alto de la escalera, un cachorro de piedra protege al predicador de los intrusos.
Debajo de la escalera se encuentra uno de los símbolos más curiosos de la catedral: una figura en piedra de un mirón (en alemán: gucken) asomado a una a una ventana (en alemán: fenster) y conocido por ello como el Fenstergucker. El cincel en la mano del sujeto y la marca de la firma del cantero en el escudo sobre la ventana hicieron especular con la posibilidad de que se tratara de un autorretrato del escultor.