Una joven fotógrafa rusa, Elena Anosova, visita un poblado aislado de Siberia que sus antepasados fundaron hace más de tres siglos (Katangsky District, Irkutsky region. Rusia, 2016). Estas son algunas de las imágenes captadas bajo el blanco manto de la nieve:
Los caballos en el asentamiento viven semisalvajes. A mediados de primavera y en otoño regresan o son traídos a la protección del poblado. Cuando el calor impide el uso de motonieves para cazar, serán estos animales los que transportarán las piezas cobradas. Esta yegua preñada fue bautizada con el nombre de Tuchka (Nubecilla).
El morro de alce es un manjar reservado para los días de fiesta. Es típico descongelarlo encima de la mesa. Una vez listo, lo desollan para luego hervirlo con especias.
Los perros, que viven a la intemperie durante todo el año, encuentran refugio en un viejo sofá. Llevan un registro genealógico de cada uno de ellos y hay lista de esperar para conseguir alguno de estos canes tan magníficos.
Valentina, madre de cuatro hijos, abraza a su benjamina, Varvara de 10 meses, que juguetea con una piel de zorro. La familia es interétnica: la madre es rusa y el padre mitad Tungus.
A pesar del frío reinante, es muy común que los cazadores se froten la cara y el cuerpo con la nieve. Es signo de vitalidad.
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