Viernes, 2 de mayo de 2003

Por Luis Racionero (LA VANGUARDIA, 02/05/03):

Después de las fulgurantes victorias de Napoleón, Francia perdió en Waterloo; desde entonces ha perdido todas las guerras importantes en que ha participado, pero ha manipulado la paz como si las hubiese ganado: el artífice de esta obra maestra política fue Talleyrand, el más grande diplomático de Europa, un hombre de inteligencia deslumbrante y de un pragmatismo que bordeó la corrupción. "Hay hombres –escribió Henry Lytton Bulwer sobre Talleyrand– cuya energía e inteligencia son sutiles y difusas, atraídas por lo útil antes que lo sublime, se aprovechan de las circunstancias en vez de crearlas. Raramente se preocupan de lo que es justo, hacen lo que es mejor en ese momento."…  Seguir leyendo »

Por Rafael Nadal, periodista (EL PERIODICO, 02/05/03):

La costa de Croacia recorre los escenarios de una guerra reciente relegada en los estantes de la memoria por otra guerra aún más reciente. Korcula, Hvar, Sibenik, Makarska, Trogir evocan un recorrido seguramente superficial, lleno de paisajes y monumentos, que el turismo hace escaso en contactos personales. Pero es un viaje agradable, placentero. La costa dálmata está en la frontera de casi todo y sin embargo es aún puro Mediterráneo. Los cipreses son los de Samos. Las plazas de piedra blanca son las italianas. Los palacios son venecianos. Las escórporas y los sardos son los de la Costa Brava.…  Seguir leyendo »

Por Juan A. Herrero Brasas, profesor en el departamento de Estudios de Religión de la Universidad del Estado de California, Northridge (EL MUNDO, 02/05/03):

Fue hace ya años -no podría decir cuántos con exactitud, pero bastantes- cuando leí por primera vez en la prensa que el Papa tenía los días contados. Tales especulaciones venían dadas por su extraordinario historial médico: herida de bala en el atentado de 1981, posterior rotura de cadera, tumor intestinal y parkinson avanzado. Todo un récord.

Tales especulaciones sobre la inminente muerte del Papa han sido constantes desde mediados de los 90. Creo que fue en 1997 cuando un periódico estadounidense anunció que en el Vaticano se estaban llevando ya a cabo preparativos secretos para el próximo cónclave, pues al Papa le quedaban escasas semanas de vida.…  Seguir leyendo »

Por Olegario González de Cardedal (ABC, 02/05/03):

Si todos los tiempos están a la misma distancia de Dios y Dios ofrece a cada generación la medida necesitada de gracia, sin embargo cada generación tiene sus peculiares necesidades y tentaciones. Descubrirlas no es fácil y responderlas adecuadamente es difícil. Pasadas las peculiares circunstancias de nuestra historia hispánica y agotadas las urgencias del posconcilio, posfranquismo, pos-transición y, pos-socialismo, ahora está la Iglesia, en gozosa convivencia y serena diferencia respecto a la sociedad civil, ante las tareas esenciales, simples y sagradas, de su misión. No pocas veces los árboles no nos han dejado ver el bosque y el ruido de los grandes ríos de la historia nos han hecho olvidar las aguas de Siloé que discurren en silencio.…  Seguir leyendo »

Por Olegario González de Cardedal, catedrático de Teología (Universidad Pontificia, Salamanca) y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (Madrid) (EL PAÍS, 02/05/03):

Quienes han leído la obra Quo vadis?, del premio Nobel de Literatura (1905) H. Sienkiewicz, recuerdan el diálogo entre Cristo y Pedro preguntándole éste a Cristo a qué va camino de Roma. En el evangelio apócrifo de Pedro, donde aparece por primera vez, esta frase dice: "Quo venis? ¿A qué vienes?". Ésa es la pregunta que nos hacemos los españoles hoy. ¿A qué viene Juan Pablo II a España? ¿Qué quiere decir a la Iglesia y que quiere ofrecer a la sociedad española?…  Seguir leyendo »

Por José Ramón Recalde, ex consejero socialista del Gobierno vasco (EL PAÍS, 02/05/03):

Hoy quiero ordenar mis pensamientos sobre un acontecimiento próximo: las elecciones municipales y locales.

Vista la reacción de mis amigos, hace algo más de un mes me excedí. Como disculpa podría alegar que, perdido el control de la intensidad y del tono de mi voz, y en momentos tensos, lo que pretende ser un razonamiento sereno parece ser, o puede que sea, un exabrupto. Son efectos colaterales -que no fuego amigo- del disparo que hace más de dos años y medio me hirió en la boca, causándome así una pérdida de matices en la expresión: efectos limitados, al cabo, pues las intenciones del que disparó eran todavía más aviesas.…  Seguir leyendo »