Martes, 9 de diciembre de 2003

Por Valentí Puig (ABC, 09/12/03):

EL sistema afectivo de la política catalana liquida la figura del padre y se entrega al brutal equilibrio del imperativo territorial de partidos, especialmente los que compartan el poder. Si se confirma un gobierno tripartito de la izquierda, el eje del poder se habrá trasladado de la supuesta centralidad de «Convergència i Unió» a una «Esquerra Republicana» que se abraza de forma consanguínea a los socialistas para irles arrebatando terreno con el objetivo de sustituirles a largo plazo en el sistema de alternancia. Por eso puede afirmarse que, en contradicción con su tan probable investidura como presidente de la «Generalitat», si Pasqual Maragall llega al «Palau» lo hará sin el apoyo afectivo y efectivo de lo que se definió como maragallismo.…  Seguir leyendo »