Domingo, 14 de diciembre de 2003

Por Félix de Azúa, escritor (EL PAIS, 14/12/03):

Cuando desde las mazmorras del nacionalcatolicismo mirábamos la lejana luz de las democracias occidentales, envidiábamos por encima de todo su condición de sistema político rotundamente aburrido. Entre los radicales había unanimidad: un demócrata era un individuo bastante bobo e insignificante; sin embargo, queríamos ser como ellos para poder aburrirnos de la política y dedicarnos a la vida verdadera, o sea, a la vida. Pues bien, de la democracia española se podrá decir de todo, menos que es aburrida. En algunas regiones es trágica, como en el País Vasco, en donde se libra la última batalla contra el fascismo y la pena de muerte.…  Seguir leyendo »