Caída y fuga de Carod
Por Xavier Bru de Sala (LA VANGUARDIA, 31/01/04):
Mucho antes de que el arcángel Luciferino, conseller en cap de una parcela celeste, decidiese rebelarse, Dios le tenía preparados los cuernos, la cola, las patas de cabra y las alas, de oscura y pegajosa membrana, en sustitución de las inmaculadas plumas. ¿Quién le había metido en la cabeza la simiente que le llevaría a salirse del guión? ¿Se trata de un defecto congénito? Lo menos triste es suponer que, poseyendo la pulsión de la perfección, implantada por la presencia y ejemplo permanente de Dios, no quería ser menos, sino igual a Él, por lo que no dudó en encontrarse cara a cara con el mal.… Seguir leyendo »