Sábado, 14 de febrero de 2004

Por André Glucksmann, filósofo francés (EL PAIS, 14/02/04):

Pregunta. Señor filósofo, ¿por qué solicitó un visado para Bagdad?

Respuesta. Como sabe, los "grandes hombres" fallecidos residen eternamente en las Islas Bienaventuradas, y allí, a veces, se aburren. Con motivo del segundo centenario de mi muerte, tengo derecho a un año sabático. Es un placer regresar a la tierra para asistir, de forma anónima, a este extraño comienzo de milenio. Igual que les sucedía a mis colegas, los filósofos griegos, me encanta sentirme desorientado. Al fin y al cabo, ¿no es el asombro nuestro pecado original?

P. Pero ¿por qué aterrizar en Irak?…  Seguir leyendo »