Jueves, 6 de mayo de 2004

José María Mendiluce, eurodiputado y escritor (EL PERIODICO, 06/05/04)

Llueve sobre mojado. Primero, el reciente y doloroso funeral de Estado por las víctimas del 11-M fue incapaz de mostrar ninguna sensibilidad multiconfesional o ecuménica. Tampoco laica. Entre las víctimas había una gran variedad de nacionalidades y de confesiones, reflejo de nuestra sociedad multicultural. Pero el funeral fue rotundamente apostólico y romano. Después el Papa, y con él los conservadores europeos, reivindica las bases cristianas de la Constitución de la UE y niega gestos conciliadores con la comunidad musulmana española al pedirle que "acepte la historia" y desista de pedir un espacio de culto compartido en la mezquita de Córdoba.…  Seguir leyendo »

Sami Naïr es eurodiputado y profesor invitado de la Universidad Carlos III (EL PAIS, 06/05/04)

España está en el ojo del huracán. Ya era víctima de ETA y ahora, desde que el Gobierno de José María Aznar se alineó incondicionalmente con la política imperial de Bush, se ha convertido en objetivo del terrorismo integrista. Era lo que le faltaba. Un ciudadano iraquí de a pie, preguntado por un periodista de The New York Times, pronuncia como cosa evidente la siguiente frase: "Nuestros enemigos, América, Gran Bretaña y España...". ¡España, enemiga!

En esa región había una pelea a muerte entre los nacionalistas árabes, partidarios de la lucha política y la modernidad, y los integristas islámicos, recluidos en sus montañas o en los hoteles de cinco estrellas de las ciudades, y llenos de una ira reaccionaria y de resentimiento contra el desorden del mundo.…  Seguir leyendo »

Ignacio Camacho (ABC, 06/05/04).

La democracia, en cuanto régimen de opinión pública, es un sistema de transparencia moralincompatible con ninguna clase de miedo a la verdad. El carácter terapéutico de la mentira, defendido con cinismo por una escuela pragmática de raíces maquiavelianas, carece de sentido en unas sociedades modernas que han hecho de las tecnologías de la información su principal rasgo de desarrollo. El contrato democrático entre electores y elegidos se basa en un depósito de confianza que sólo puede sostenerse desde la honestidad, la veracidad y la coherencia, de tal modo que, aunque quepa admitir la existencia de ciertos secretos de Estado necesarios para la preservación de la seguridad nacional, estos han de ser restringidos a la mínima expresión y jamás utilizados para la cobertura de intereses particulares o sectarios.…  Seguir leyendo »