Miércoles, 16 de junio de 2004

Por Álvaro Delgado-Gal (ABC, 16/06/04):

A finales de mayo, en el Club Siglo XXI de Madrid, Maragall pronunció un discurso que no tuve oportunidad de oír, pero que he leído con gran atención. Y me ha ocurrido lo de siempre: que sumo las cantidades que dice Maragall, y no me salen las mismas cuentas que a él. En ocasiones, me recuerda Maragall a ese personaje que conoció Goethe y del que habla Ortega en el prólogo a la edición francesa de La rebelión de las masas. Me refiero al capitán italiano que no se sentía a gusto sin padecer «una confusione nella testa».…  Seguir leyendo »

Los soldados españoles han regresado de Irak. Ha concluido su forzada implicación en una guerra ilegal, iniciada entre falsedades y conducida con hipótesis equivocadas, que ha derribado a un déspota, pero al precio de la ruina del Estado, miles de muertos, fomento al terrorismo internacional, inestabilidad, miseria y, por si fuera poco, torturas a los prisioneros.

Las fotos de personas cautivas siempre ofrecen un lamentable aspecto del ser humano. Los prisioneros de guerra se muestran como un tropel de seres derrumbados y los detenidos por la policía miran fijamente a la cámara, con un brillo apagado en sus pupilas. En cambio, las imágenes de los primeros iraquíes capturados no mostraban el desanimado aspecto de los primeros ni la mirada extraviada de los segundos.…  Seguir leyendo »