Viernes, 29 de octubre de 2004

Por Juan-José López Burniol, notario (EL PERIODICO, 29/10/04):

Un día cualquiera, a finales de los años 70. La tarde se había consumido, en mi despacho, hilvanando el arreglo de un contencioso entre varios hermanos enfrentados. Fallecido el padre y abierta su sucesión, se quería asegurar la continuidad de la empresa familiar --es decir, la integridad del patrimonio empresarial y la unidad de dirección-- y repartir el resto de la herencia entre los hijos. Llevaba la voz cantante un viejo abogado barcelonés, que me doblaba en edad y experiencia. Yo me limité a la consignación documental de los términos del acuerdo, una vez éste se logró.…  Seguir leyendo »