El pedestal vacío de la estatua de Franco
Por Zoé Valdés, escritora cubana en el exilio (EL MUNDO, 23/03/05):
Ni siquiera sabía yo dónde quedaba la estatua ecuestre de Franco en Madrid. No suelo pararme delante de las estatuas en las calles o en los parques. Ni siquiera las miro. Son cosas de borrachos y de gente de vejiga voluminosamente cargada. Les perdí el respeto hace mucho tiempo y me lo confirmó aquella estatua de José Martí, tan meada y tan cagada de gorriones en el Central Park de Nueva York. Las estatuas las aprecio, o no, en los museos, cuando forman parte de la obra de un gran escultor, o en los cementerios.… Seguir leyendo »