Agosto de 2005 (Continuación)

Carlos Martínez Gorriarán, profesor de Filosofía. Universidad del País Vasco (ABC, 01/08/05)

El título de este artículo puede también leerse así: ¿delira ETA?: la respuesta es sí. Todos los grupos fundamentalistas e integristas, y particularmente los violentos o terroristas, viven inmersos en un delirio ideológico que constituye el sustrato y raíz de su acción criminal, que precisamente recurre al terror para intentar sustituir la realidad por su locura particular. Esto, con los matices e intensidades que se quiera, vale tanto para el terrorismo nacionalista de IRA y ETA como para el islamista de Al-Qaeda, pasando por las variantes revolucionarias de las FARC o las Brigadas Rojas.…  Seguir leyendo »

Caroline Glick (GEES, 01/08/05).

Vaya, eso es rapidez. Nada más detonar las explosiones en Sharm e-Sheikh, los egipcios ya culpaban del criminal ataque que se cobró al menos 88 vidas a los judíos. Como informaba Khaled Abú Toameh en el Jerusalem Post del domingo, la reacción inmediata a las explosiones de la noche del sábado en la televisión estatal egipcia y en las cadenas de televisión pan-árabe Al-Jazira y Al Arabiya fue culpar a Israel de los atentados.

Como afirmaba en general jubilado del ejército egipcio Fuad Alam en una entrevista en la televisión egipcia que fue repetidamente difundida, los autores materiales de los atentados de octubre del 2004 en enclaves turísticos del Sinaí, donde se encontraban 12 israelíes entre los 34 fallecidos, “están vinculados aparentemente a las fuerzas de seguridad de Israel”.…  Seguir leyendo »

Ian Gibson, historiador (EL PERIÓDICO, 01/08/05).

Tony Blair, como su homólogo norteamericano, George Bush, se dice cristiano convencido. Es de suponer, en consecuencia, que está en contra de la mentira: en contra de recurrir a mentiras él personalmente, en contra de que los demás lo hagan y en contra de la mentira como manera de ser. Es de suponer también que, como creyente en Dios, Blair considera como obligación utilizar de manera responsable el poder de raciocinio con el cual le ha dotado el Ser Supremo.

¿Cómo explicar, entonces, que, pese al alud de argumentos y evidencias en contra, no esté dispuesto a admitir, ni como hipótesis, que pudiera existir una relación entre la masacre de Londres y la decisión de inmiscuir a Gran Bretaña en la guerra de Irak?…  Seguir leyendo »