La sombra perecedera de Augusto Pinochet
Pese a que no cabe duda de que su cuerpo, comprobadamente mortal, ya no envilece con su respiración el aire de mi país, temo que el dictador que malgobernó Chile durante tantos años no vaya nunca a extinguirse de esta tierra. Para exorcizarlo definitivamente hubiera sido necesario que concluyera cada uno de los innumerables procesos por tortura y secuestro, por robos y asesinatos, que se le seguían en los tribunales chilenos; hubiera sido necesario que a Pinochet se le forzara a mirar, una tras otra, la cara de los familiares de los hombres y mujeres que hizo desaparecer; hubiera sido crucial que aliviase de alguna manera mínima el irreparable y múltiple dolor que infligió.… Seguir leyendo »