2007: certezas e incertidumbres

Como acostumbra a suceder, siempre cabe recurrir a un puñado de certezas: ni Tony Blair ni Jacques Chirac llevarán precisamente la delantera a finales del año que viene y es dudoso que la política interior y exterior de Gran Bretaña y Francia haya cambiado para entonces de forma esencial, sean cuales fueren los resultados de las elecciones presidenciales francesas. Rumanía y Bulgaria serán miembros de la Unión Europea, que alcanzará 27 socios. No obstante, es también altamente dudoso que se den pasos decisivos en dirección hacia una mayor unidad europea. Tanto Angela Merkel como Nicolas Sarkozy la desean, pero se hallarán enfrascados en sus asuntos internos.

El presidente Bush aún no estará recogiendo sus pertenencias para abandonar la Casa Blanca, pero la campaña electoral estadounidense se hallará en su punto culminante. De acuerdo con la nueva Constitución rusa, Putin debería dejar el Kremlin a principios del 2008, pero pocos en el país apuestan por ello. Las constituciones pueden cambiarse en un país como Rusia sin excesiva dificultad. Muchos rusos ya se han habituado a Putin; es posible que no le profesen demasiado aprecio, pero en cualquier caso quieren un líder fuerte y enérgico - no un demócrata intachable- y vislumbran únicamente escasas alternativas. Putin, por su parte, se ha habituado a la vida del Kremlin; tal vez encuentre a un sucesor digno de su confianza aunque la tentación de mantenerse en el cargo puede ser abrumadora. También cabe asegurar que el año 2007 será en China el año del cerdo.

Oriente Medio sigue siendo la principal zona de riesgo en el mundo, que probablemente no presenciará cambios importantes el año próximo o los posteriores. La mayoría de los estadounidenses quieren que su país se vaya de Iraq, pero al propio tiempo no desean convertir a Irán en una potencia destacada de la región, la que decida por ejemplo cuánto petróleo se extrae o a qué precio se vende ni la instancia más influyente no sólo en Iraq sino también en Líbano, Palestina y tal vez Arabia Saudí. Dialogar con Irán está muy bien, pero ¿sobre qué? La mayoría de los políticos estadounidenses coinciden en afirmar que entregar Oriente Medio a Irán, lejos de garantizar la estabilidad en la zona, podría resultar en una nueva guerra, posiblemente una guerra nuclear.

NO CONSTAN MUCHOS motivos para ser muy optimistas, pero lo peor probablemente no sucederá, por lo que deberemos estar agradecidos

¿Cómo mantener a Irán fuera de Iraq? Esta pregunta dominará la política exterior estadounidense a lo largo del 2007, pero hasta el momento nadie parece tener la respuesta. Se abriga un miedo cerval a una guerra civil, pero dado que parece inevitable, es posible que los políticos estadounidenses hayan de aceptarla como un hecho consumado tratando de salir lo mejor librados que puedan. La idea de enviar más tropas a Iraq se defiende en principio por sí sola, salvo en el sentido de que no se cuenta con tales tropas en la actualidad y la iniciativa podría provocar un debilitamiento de la posición occidental en Afganistán que ha empeorado en los últimos meses.

¿Qué decir del resto de Oriente Medio? Habrá elecciones en Turquía, donde se ha asistido a una radicalización de posturas entre las voces laicas y los musulmanes moderados en el poder (AKP). Los resultados electorales son inciertos mientras el entusiasmo turco por adherirse a la UE decae en tanto la oposición europea a Turquía no ha menguado.

Las posibilidades de un respiro entre Israel y los palestinos son prácticamente nulas. El Gobierno de Olmert no desea hacer muchas concesiones y por otra parte Hamas no se muestra dispuesto a reconocer la existencia de Israel. En tales circunstancias, y aunque prosigan las misiones de paz a la región, parece que se tratará de un esfuerzo inútil.

El irredentismo continuará; Gaza se está convirtiendo en un segundo Mogadiscio, acaso peor. Por lo que respecta a Líbano, el mando militar israelí anunció que probablemente el año 2007 será un año de guerra aunque posteriormente varió su pronóstico. Hizbulah muestra mucho mayor interés en dominar Líbano desde dentro que en otra guerra con Israel. En cuanto a los israelíes, no desean una renovación de las hostilidades.

Habrá nuevas crisis políticas y humanas - en África, por ejemplo-, más sangrientas que en Oriente Medio pero apenas nos quitarán el sueño dada la escasa presencia de periodistas sobre el terreno y aún menos cámaras: las grandes potencias no se hallan mezcladas en la cuestión y, en cualquier caso, la consideración más extendida es que poco puede hacerse. Resulta triste y lamentable, pero tales son las realidades internacionales a las puertas del 2007. El futuro de Pakistán es incierto como de costumbre, pero como en otras ocasiones las influencias externas no podrán pesar en el balance.

No he mencionado el terrorismo, pero el terrorismo como es sabido es altamente impredecible y azuzado por pequeños grupos que suelen carecer de coordinación entre sí. Podría darse un nivel de terrorismo elevado, más en Europa que en otras partes, aunque la frecuencia de actos terroristas podría disminuir.

El año 2007 podría ser año de cambio en la economía mundial. La tasa de crecimiento estadounidense baja a valores del 2,2% (el panorama es similar en la mayoría de los países europeos) y, si se advierte un aumento de la producción y el comercio mundial, ello se deberá principalmente a los altos rendimientos de China e India. Estos dos países afrontan importantes problemas - políticos y económicos- cuyas consecuencias podrían ser graves. Sin embargo, su pleno impacto no se desvelará hasta dentro de tres o cuatro años. En el 2007 el nivel de crecimiento actual podría aún proseguir.

No constan muchos motivos para ser muy optimistas sobre el año 2007 que llama a la puerta. Pero lo peor probablemente no sucederá, por lo que deberemos estar agradecidos por las exiguas bendiciones que puedan llegar.

Walter Laqueur, director del Instituto de Estudios Estratégicos de Washington.