El carácter y el destino
Una enigmática sentencia de Heráclito suele traducirse así: el carácter es, para el hombre, el destino. No es, necesariamente, la mejor traducción, pero puede aceptarse como la más expresiva e inteligible.
El carácter es lo más difícil de remover. Se mantiene en su tremenda rigidez, a modo de sustrato pétreo de lo que somos. Eso vale también para las naciones. Siempre que tratamos con extranjeros se advierte en la mirada del interlocutor, aunque sea de forma incidental, la reflexión relampagueante sobre ese suelo rocoso en el que se asienta nuestra personalidad. Después, sólo después, puede descubrir quizás nuestra individualidad.
La mirada de Medusa del interlocutor extranjero nos petrifica en un carácter que es destino: el carácter nacional.… Seguir leyendo »