Elogio del mérito
Cuando Karl Jaspers le reprochó a su amigo Martin Heidegger sus devaneos con el nazismo y que justificase que un hombre tan poco preparado como Hitler pudiera gobernar Alemania, el filósofo más reputado del lugar le contestó sin inmutarse: «La cultura no importa, mira sus maravillosas manos». Con esta cínica respuesta, Heidegger puso el dedo en la llaga de los regímenes representativos y redujo a cenizas el papel que en ellos juega la racionalidad. La preparación no cuenta cuando la mera suma de las voluntades o el cómputo de votos constituyen la categoría esencial de la democracia.
La quiebra del parlamentarismo durante el primer tercio del siglo XX está estrechamente relacionada, por mucho que se ignore, con la extensión del sufragio y el advenimiento de la democracia de masas.… Seguir leyendo »