¡AAACHÍS!
De entre toda la patulea de tipos execrables producida por el crisol de la Revolución Francesa no hay peor rata de cloaca, no hay villano más repelente, no hay sanguijuela más abominable que el panfletista Jacques Hebert, creador de su zafio álter ego, el Padre Duchesne. Otegi, Permach y Barrena juntos no le llegarían en la escala de la vileza ni a la mitad de sus rayados pantalones de sans culotte. Pero ni siquiera él merecía ser víctima de la caprichosa arbitrariedad que segó su cabeza.
Implacable impulsor del Terror desde su periódico impreso en octavo a base de rudimentarios grabados y prosa escatológica, Hebert aprovechó el asesinato de Marat para sucederle como apóstol de la guillotina.… Seguir leyendo »