Dieciocho años después
Fue el año en que Francisco Ayala obtuvo el Premio Cervantes, en que murieron María Zambrano y Gabriel Celaya, en que Álvaro Mutis publicó Abdul Bashur, soñador de navíos, en que Pedro Almodóvar estrenó Tacones lejanos. Aquel 1991, por estos mismos días, también se creó el Instituto Cervantes, porque paulatinamente se había abierto paso la idea de que teníamos entre las manos un tesoro sin aprovechar: la lengua que por entonces hablaban 300 millones de personas.
Como tantas veces ocurre, hacía tiempo que más allá de nuestras fronteras algunos habían sacado ya consecuencias de aquel hecho. Sin remontarse muy atrás, apenas a 1985, uno de los espías más relevantes del siglo XX, el conde Alexandre de Marenches, se lamentaba en sus memorias de que el francés no tuviera una presencia en el mundo comparable con la del español.… Seguir leyendo »