Dejadme solo, que ya veo los 'brotes verdes'
José K., a dos pasos de la ancianidad, se despierta aterrorizado. Tembloroso, rememora la terrible pesadilla que le tiene, a estas horas de la noche, incorporado en la cama bañado en un sudor de hielo. Revive el desvarío: negros cuervos le acosaban con gestos fieros y sonidos amenazadores que salían de sus negras fauces: estaba seguro de haber oído, entre horrísonos gemidos y pasear de cadenas, cosas como pensión, años de cotización, no hay dinero. Precedía a estos monstruos de la razón un gran personaje: de inmediato se percibía su mucha autoridad. Era muy educado, tenía el hablar pausado y gestos de profesor.… Seguir leyendo »