El embudo catalán
Cualquiera diría que la evolución de Felipe González desde su ya remota salida del poder parece destinada a refrendar la cínica teoría del brillante ensayista y compulsivo fumador de opio Thomas de Quincey sobre lo imparable de la degradación humana. Según él, quien se ha bañado en el crimen pronto se verá cometiendo pequeños hurtos, de ahí pasará a emborracharse e incumplir sus obligaciones religiosas y, a nada que se descuide, terminará siendo maleducado y perezoso. Entraba pues dentro de lo previsible que el promotor, o al menos consentidor, de los GAL echara ritualmente fuego por la boca, se enredara en los negocios de un magnate transoceánico y entrara con pie firme en los circuitos de la prensa rosa.… Seguir leyendo »