Al albur de la intemperie
Espero que la ministra de Cultura hiciera un minucioso informe dirigido a los copresidentes Zapatero y Rubalcaba sobre cuanto vio y escuchó el pasado lunes en el recital de Luis Eduardo Aute en el teatro Alcalá. Tanto por el hecho de que los conciertos de Aute son uno de los mejores termómetros del estado de ánimo de lo que podríamos llamar la generación de la Transición, como porque cada vez que presenta un nuevo disco, como era el caso, incluye -entre rimas, suspiros y juegos de palabras- claves de interpretación del presente más profundas que la mayoría de los ensayos.
Una vez que nuestro crítico musical ya ha rendido justicia al virtuosismo técnico que con el paso del tiempo ha ido arropando la producción y puesta en escena de lo que siempre ha sido un bello ritual sacro de conceptos y sonidos, déjeseme añadir, en el plano de la experiencia personal, que Quiéreme es una de sus más maravillosas canciones de amor -y vaya que si está alto el listón- y que, ahora que estamos en plena campaña catalana, nada refleja tan bien el embrujo de la Barcelona cosmopolita y menestral de los años 60 como su emocionante Somnis de la Plaça Rovira.… Seguir leyendo »