Oro, pendientes y ron
El año pasado tras el acto de homenaje a López de Lacalle, en el décimo aniversario de su asesinato, tomábamos un aperitivo en la terraza del Palacio de Miramar de San Sebastián cuando se me acercó un hombre de rostro juvenil pero cercano ya a la cuarentena. Su introducción no pudo ser más singular:
-Hola, yo soy Txantxangorri.
Tras un primer momento de estupor la sonoridad del apodo activó enseguida los demás recuerdos. De repente me fijé en su pelo de color panocha, até todos los cabos y no pude impedir que una sonrisa fuera estirando mis músculos de oreja a oreja.… Seguir leyendo »