Pronto
Se acabó la comedia. Pronto, despejen el escenario. Se va a presentar una obra nueva, con sus propios decorados, sus luces y sus efectos especiales. Otro director, con un elenco de nuevos actores, aguarda su turno. Pronto, entreguen los camerinos, que el estreno no espera. El público, que conoce o presume el argumento, ha agotado anticipadamente las localidades. Los espectadores, jueces de la representación, mantienen una actitud de cautelosa imparcialidad.
La imparcialidad es siempre exigible a quien se sitúa, por su propia circunstancia, «a la orilla del río de los sucesos». Así se titula una jugosa antología de los artículos que Salvador de Madariaga publicó en la revista Destino, en el tránsito de los últimos años sesenta a los primeros setenta del pasado siglo.… Seguir leyendo »