Marlowe cuando amanece
Está leyendo a Chandler. La madrugada es fresca, demasiado tal vez para alguien de sus años. De los muchos que ha sido, le fue quedando, al cabo, la lúcida desgana que sabe irrenunciable: en el retrovisor, la vida tiene el tono de un ácido monólogo de Marlowe, Philip Marlowe, el tono indiferente de un demasiado triste y un demasiado largo adiós a lo no sido. «Hasta la vista, amigo» —silabea en voz baja—. «No le digo ahora adiós. Ya se lo dije cuando tenía algún significado. Se lo dije cuando era triste, solitario y final».
Pasaron cuarenta años de vida previsible.… Seguir leyendo »