Domingo, 28 de octubre de 2012

El 25 de julio de 1789, 11 días después de la toma de la Bastilla, los habitantes del pueblecito de Montmorency, 14 kilómetros al norte de París, recibieron con gran alarma la noticia de que «varios miles de bandidos» estaban arrasando sus cultivos, saqueando las casas circundantes y «degollando incluso a cualquiera que se les opusiera». La situación parecía dramática. Merece la pena reproducir el vibrante relato publicado en el semanario Revolutions de Paris por el gran Loustalot: «Mujeres y niños llegaban con lágrimas en los ojos huyendo de la carnicería. Se dan las órdenes. La milicia burguesa se precipita hacia la llanura.…  Seguir leyendo »

De vez en cuando, los políticos preguntan algo directamente a la gente. No: no me refiero a unas elecciones legislativas, en las que a la pregunta implícita (¿a qué partido vota?, o mejor: ¿qué programa de gobierno quiere apoyar?) se contesta con la papeleta de un partido. Estoy hablando de un referéndum, que tiene la forma de una cuestión a la que normalmente hay que contestar sí o no. A diferencia, pues, de las elecciones, lo que se consulta en un referéndum tiene un contenido explícito, que se expresa por medios lingüísticos, y que por tanto está sujeto a todas las ambigüedades y trampas de una lengua natural.…  Seguir leyendo »

Mi juventud literaria fueron, sobre todo, tres poetas. Conocí a Antonio Machado cuando el amigo escritor que tuve la suerte de encontrar junto a mis padres, Pedro de Lorenzo, tan historia de este diario, me regaló una modesta edición de Campos de Castilla, con una sobrecubierta de plexiglás y esta dedicatoria: «El autor de este libro se llamaba Antonio, como tú. Fue un hombre bueno: escribió, amó, padeció. Para mí es el mejor lírico de nuestro siglo. Tu amigo, Pedro». Yo era poco más que un niño. Machado estaba mejor valorado entonces que ahora, pero aún disfruto con aquel libro austero donde el «amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario» era la sola, tímida, confesión sentimental del poeta.…  Seguir leyendo »

Sólo fueron unas cuantas decenas. Debían esperar en la entrada de la facultad hasta que el bedel las acompañase al aula. No podían sentarse con el resto de estudiantes, sino en una silla junto al profesor. Al acabar, nada de comentar en los pasillos, el bedel las volvía a acompañar a la calle. Para matricularse necesitaban un permiso especial del Consejo de Ministros. Una vez tituladas, no podían ejercer la profesión.

La situación cambió en 1910: el Gobierno del liberal progresista José Canalejas publicó una orden que permitía a las mujeres matricularse oficialmente en todas universidades. Aun así, fueron muy pocas las universitarias.…  Seguir leyendo »

Last week, Twitter shut down a popular account for posting anti-Semitic messages in France. This came soon after the firing of blanks at a synagogue near Paris, the discovery of a network of radical Islamists who had thrown a hand grenade into a kosher restaurant, and the killing of a teacher and young pupils at a Jewish school in Strasbourg earlier this year. The attacks were part of an escalating campaign of violence against Jews in France.

Today, a sizable section of the European left has been reluctant to take a clear stand when anti-Zionism spills over into anti-Semitism. Beginning in the 1990s, many on the European left began to view the growing Muslim minorities in their countries as a new proletariat and the Palestinian cause as a recruiting mechanism.…  Seguir leyendo »

For almost 20 years, I’ve been spending time on a craggy stretch of British Columbia’s shoreline called the Sunshine Coast. This summer, I had an experience that reminded me why I love this place, and why I chose to have a child in this sparsely populated part of the world.

It was 5 a.m. and my husband and I were up with our 3-week-old son. Looking out at the ocean, we spotted two towering, black dorsal fins: orcas, or killer whales. Then two more. We had never seen an orca on the coast, and never heard of their coming so close to shore.…  Seguir leyendo »