Reproche al buenísimo
Este neologismo de uso corriente, que no sé si recogerá la próxima edición del Diccionario de la Academia, viene atribuyéndose a las políticas de buen talante, a lo que llaman buen rollito, a la condescendencia y el apaciguamiento como fines en sí mismos. No pocos ciudadanos consideran al buenismo como debilidad. Poner la otra mejilla al recibir una bofetada es una frase metafórica del Sermón de la Montaña, pero tal actitud no es aconsejable a la hora de gobernar a los pueblos. El buenista, de entrada, nunca dice no. Sus primeras palabras suelen ser «vamos a dialogar», aunque él sea el único de los interlocutores dispuesto a ello.… Seguir leyendo »