Los cansados huesos del héroe
Aún no ha despuntado el alba y el viejo soldado abre los ojos de golpe, con ese sobresalto único que alcanza a despertarle pero no a espabilarle del todo. Se rebulle en el camastro, comido por las chinches, pero el aguachirle de la noche pasada le dio más hambre que fuerzas, y no es capaz de alzarse de ese nido con más insectos que paja. Noche recia de venta infame, noche de trago amargo, noche en vela de manta raída y rescoldo apagado. Con las correas del jubón clavándosele en el costillar, los pies helados dentro de las botas agujereadas y el cuello rígido sobre la alforja.… Seguir leyendo »