La ficción, vista para sentencia
Mi liberada:
Ya sabes que cada tanto vuelvo a Barcelona. Cuando a mi madre, que pasó allí toda su vida de adulta, le preguntaban qué tiempo hacía contestaba que 16 grados en Barajas. Esta tradición familiar se mantiene y más vigorosa que nunca. La vida con los vecinos sería insoportable, pero de vez en cuando me gusta venir a saludarlos. Así que aproveché el juicio a Artur Mas. Como siempre, las emociones son intensas, empezando por la superficie. Desfila una galería de espectros generacionales: colegas del oficio, políticos, transeúntes. Es espantoso. Yo no he envejecido, pero ellos sí, y perceptiblemente. Experimento una enorme piedad y al mismo tiempo la inevitable punta de desprecio que inspiran los perdedores.… Seguir leyendo »