¿Diálogo?
Claro que queremos diálogo, pero no como mantra. Queremos un diálogo productivo que necesita de orden, respeto y objetivos. Mi padre, aclamado como artífice del consenso –fruto principal del diálogo– señalaba que ese consenso solo se puede exigir en torno a una cosa: «La voluntad profunda de convivir en libertad».
Cuando se quiebra la convivencia en libertad violando las leyes, rompiendo juramentos, traicionando los mandatos recibidos y utilizando los medios del Estado para alzarse contra él, solo cabe un diálogo: el que se debe dar entre los culpables de esas conductas con los jueces y fiscales. Ese es el primer diálogo que, los que defendemos la Constitución de la Concordia, reclamamos con todas nuestras fuerzas hoy.… Seguir leyendo »