No es descentralización, son privilegios
Uno de los tabúes de la España actual es hablar o escribir contra la descentralización. De hecho, el término “centralismo” ha engrosado la lista de agravios que los políticos utilizan en sus discursos. En una interpretación absurda de la ley del progreso, el proceso descentralizador se ha convertido en un imperativo. Tal idea está incrustada en la clase política española desde 1977, especialmente determinada por el mal diseño del Estado de las Autonomías y una ley electoral que prima a los nacionalistas.
Estos dos elementos, lejos de construir una descentralización de corte federal, han fortalecido a oligarquías locales que han usado las instituciones para construir identidades particularistas y fundar su negocio político en crear “tensión territorial” con “Madrid”.… Seguir leyendo »