Lazos que ahogan como sogas
En el opresivo universo totalitario de 1984, George Orwell recoge el rito diario de estigmatización del otro en un ceremonial bautizado como "Dos Minutos de Odio". Inspirado en la persecución estalinista del trotskismo en la extinta Unión Soviética, los habitantes de Oceanía estaban obligados a concurrir en este acto de exorcismo ante una pantalla con imágenes de Goldstein, al que profesan un odio cerval, aunque sólo sepan que merece ser odiado y que, por merecerlo, es designado "enemigo".
Como la realidad imita al arte, quienes participan de querencias despóticas suelen hacer su propia adaptación de la conocida distopía. Así, en la Cataluña que Orwell homenajeó tras intervenir en la Guerra Civil y que hoy es esa "masa de mentiras, evasivas, estupidez, odios y esquizofrenia" que configura el autoritarismo nacionalista al decir del propio autor británico, se ejercita cotidianamente ese rencor bilioso contra el disidente.… Seguir leyendo »