¡Qué culpa tendrá la pobre Constitución!
La Constitución española ha pasado de ser motivo de orgullo y de referencia para las transiciones democráticas de medio mundo a no tener, en apariencia, quien la defienda. Repudiada incluso por algunos padres putativos, le vale el marbete de La malquerida, una de las pocas obras, junto a Los intereses creados, que no ha caído en el olvido de la vasta panoplia de Jacinto Benavente. Aquel premio Nobel que se hacía perdonar su fama extremando su cojera y cuyo recuerdo se desvanece como su efigie de las monedas de 200 pesetas. Como metáfora del hoy, la casualidad quiere que estos días de diciembre coincidan los aniversarios de aquel drama rural más que centenario y de una Constitución cuarentona a la que algunos codician poner en cuarentena.… Seguir leyendo »