¡Judas no puede ser catalán!
Hace unas semanas en Coripe, un pueblo de Sevilla, quemaron la figura de un muñeco, un Judas, con la imagen de Puigdemont. España entera salió a denunciar lo que consideraba un acto de anticatalanismo. Como catalán, España me ofendió. La denuncia solo tenía sentido bajo el supuesto de que todos los catalanes somos delincuentes. Porque al muñeco lo quemaban por representar a un delincuente. Por eso, en años anteriores habían quemado imágenes de Rato y Urdangarin. A todos los unía la misma condición, la que da sentido a los Judas: la sanción de un acto que se reprueba moralmente. Quienes se escandalizaban ahora y no se escandalizaron antes nos estaban diciendo que aprobaban los actos del fugado de la justicia.… Seguir leyendo »