Ciudadanos: de veleta a pararrayos
Durante sus vacaciones estivales en un pueblo costero inglés, un joven extranjero solía coger una barca para bañarse desnudo mar adentro, a cubierto de miradas indiscretas. Al menos, eso creía. Hasta que se cruzó con el pastor de la iglesia local y le afeó su exhibicionismo. Dos señoritas de edad provecta habían acudido a la sacristía para testimoniarle su queja sobre la indecorosa conducta de aquella oveja descarriada. Asistían escandalizadas al espectáculo cotidiano de aquel descarado viajero al que, desde su casa de la playa, contemplaban como Dios lo trajo al mundo. Una vergüenza para el buen nombre de aquella puritana comunidad.… Seguir leyendo »