Cuando los pueblos aman a sus propios ladrones
La atinada apreciación del maestro Borges de que el peronismo era incorregible no ha sido enmendada por el tiempo; al contrario, se ha visto reforzada y revaluada hasta resultar una moneda común más solvente que el cíclicamente depreciado peso argentino. Tal ponderación hizo fortuna nada más salir de labios del genio. Ello dio pie a una festejada anécdota. Con su vista ya irreversiblemente perdida, un gentil paseante se ofreció a ayudarle a cruzar una confluida avenida bonaerense. Avisado su inesperado lazarillo sobre lo que la celebridad opinaba de los peronistas, se sintió obligado a prevenirle de su condición de tal: "Disculpe maestro, pero le tengo que advertir que soy peronista".… Seguir leyendo »