Límites de la ciencia
Los humanos hemos recurrido durante milenios al pensamiento mágico para explicar fenómenos naturales que el cerebro es incapaz de encajar en su concepción intuitiva y limitada del mundo; ésta se construye con la información proporcionada por los sentidos, que solo detectan una mínima fracción de los cambios energéticos que determinan tales fenómenos. De ahí que nuestros antepasados acabaran creyendo que dioses de toda índole arrojaban sobre sus cabezas rayos tonantes, plagas devastadoras o lluvias benéficas con la intención de ahormar su conducta a unos supuestos deseos divinos que los exégetas de turno se encargaban de descifrar. La ciencia nació a partir del momento en que unos pocos seres humanos se pararon a observar críticamente el mundo físico y a experimentar con instrumentos que ampliaban sus limitadas capacidades sensoriales, obteniendo gradualmente una información más realista del entorno natural y de las leyes fundamentales que lo rigen.… Seguir leyendo »