Ciencia sin virtud
Con el virus llegó el fervor por la ciencia. Si se permite el anacronismo, los periódicos ya no se abrían por la sección de deportes, sino por la de ciencia. A los lectores de Investigación y Ciencia se nos saltaban las lágrimas. Por fin se despertaba el interés por el conocimiento. Una buena noticia en tiempos de delirios irracionalistas, cuando hasta las leyes de Mendel están bajo sospecha ante los nuevos cardenales Belarmino del antifascismo. Pero, según es costumbre, la alegría duró poco. Ya la propia naturaleza del entusiasmo tenía más de fe ciega que de creencia bien fundada. Bastaba con ver cómo se recibían las noticias de la vacuna.… Seguir leyendo »