La revolución fallida del calendario
No es inamovible, pero al ser un instrumento tan complejo y de tan alta precisión, el calendario resulta muy difícil de reformar. Esta dificultad quedó muy bien ilustrada por el que quizás fue el intento más llamativo y radical para remplazar el calendario gregoriano: el realizado por la Revolución francesa. El espíritu racionalizador quiso entonces imponer una normalización de los sistemas de medidas y, como parte de ello, quiso basar el nuevo calendario –que debía inaugurar una nueva era, la de la libertad– en el sistema métrico decimal.
El poeta Sylvain Maréchal, ferviente ateo que deseaba borrar todo rastro clerical, ya había avanzado en 1788 un calendario completamente profano, denominado Almanach des honnêtes gens, que contenía algunos de los elementos que acabarían formando parte del calendario republicano.… Seguir leyendo »