Sánchez y los presupuestos de una ambición
Con el descuido del que dejaba caer la ceniza del cigarro sobre el deslustrado atuendo de viejo payés al que pocas cosas pueden asombrar, Josep Pla coligió –tal vez como gran lección de su oficio de gran cronista de su época– que era mucho más difícil observar que pensar. No le faltaba un ápice de razón a quien, como anotó en su Cuaderno gris, se tenía por un hombre a contracorriente de su tiempo. Malhumorado contra esa fatiga de la memoria que lleva al género humano a facilitar cíclicamente la aparición de aventureros de la política, advierte sin éxito en sus Notas del crepúsculo: «Si algún día se encuentran con un orador que les garantice la felicidad, el bienestar, la solución de todos los problemas gratis; si algún día se encuentran con algún cura laico, de dulce palabrería...… Seguir leyendo »