Pedro Sánchez y su sensibilidad
Vivimos el acecho a lo sensible, una mitomanía del sentimiento vago. Y escribo vago en una doble dirección, como una nebulosa de inexactitud y pereza. No es que yo desestime la sensibilidad, pero atribuirle propiedades terapéuticas para la gestión de un país sólo puede acabar en la cursilería emocionante de cualquier poema panfletario. Esto tiene mucho que ver con la nunca suficientemente recordada afirmación de Pedro Sánchez en torno a una quimérica –entonces– vicepresidencia de Pablo Iglesias y su insomnio moral. No sabemos si ahora ha conseguido conciliar el sueño, aunque seguramente sí, porque es hombre de tranquilidades éticas adaptables a las circunstancias; pero lo que no se recalcó lo bastante, a pesar del cambio una presidencia después, fue esa declaración reconvertida en algodón de azúcar del espíritu.… Seguir leyendo »