Mi memoria de la democracia
Le he dado algunas vueltas a la conveniencia de escribir sobre la iniciativa del Gobierno de impulsar una edición revisada y ampliada de la Ley de Memoria Histórica, ahora bajo el desconcertante rótulo de Memoria Democrática. El mejor desprecio es no hacer aprecio, decía mi madre, y es tan tosca la intención de los autores que puede que lo mejor sea el silencio. Si los autores quieren que se ponga esta cuestión en el centro de la agenda, no hay que darles ese gusto.
Sin embargo, el desentendimiento en esta cuestión es casi equivalente a la complicidad. Y ni siquiera por omisión cabe la complicidad con este atropello a la memoria, a la democracia… y a la inteligencia.… Seguir leyendo »