El poder judicial y las apariencias
Decía Jaime Gil de Biedma que «de todas las historias de la Historia la más triste es la de España porque termina mal». No tendría por qué ser así, pero los desastres nos persiguen una y otra vez. ¿Tan mala suerte tenemos? Probablemente sea nuestra propia responsabilidad; politólogos y comentaristas de prensa extranjeros han observado recientemente que podríamos convertirnos en un Estado fallido, que es tanto como decir a la manera de Ortega un país invertebrado, carente de instituciones sólidas y respetadas. Es verdad que la falta de vertebración supone un riesgo mayor en Estados compuestos con articulación territorial autonómica o federal, como lo es el español, en donde parcelas de soberanía son transferidas del centro a la periferia.… Seguir leyendo »