La impaciencia del buscador de orgasmos
Imaginemos que se encuentran unas grabaciones en las que Stalin se muestra como un insuperable cantante de ópera. ¿Estaría justificado un homenaje público a Stalin? Pocos estarían a favor. Previsiblemente, entre los argumentos –si es que se necesitan– que respaldarían la negativa destacarían dos: el artista Stalin era un dictador y una obra, por más excepcional que sea, no disculpa un homenaje institucional. De lo anterior se siguen dos conclusiones: está justificado criticar moralmente a un artista y la descalificación moral de la persona es suficiente para desaconsejar el homenaje. Y no se siguen otras: la calidad artística debe juzgarse moralmente y los ciudadanos no pueden homenajear a quien quieran.… Seguir leyendo »