Contar la verdad
Hace un año, los colombianos asistíamos —con fascinación y también con disgusto— a varios intentos por maquillar el pasado de nuestra guerra. Mientras la nueva encarnación de las FARC negaba una de sus prácticas más obscenas, el reclutamiento de menores, la derecha política más poderosa les quitaba importancia a los crímenes del ejército, los llamados falsos positivos, responsabilizando a algunas manzanas podridas de lo que se revelaría poco después como una práctica sistemática y nos arrojaría a la cara la cifra atroz de 6.402 víctimas. No había en aquello nada nuevo, por supuesto. En octubre de 2008, enfrentándose a las revelaciones todavía frescas de aquellos asesinatos, el Gobierno del presidente Uribe se quitó de encima a los jóvenes muertos con una insinuación infame: “No estarían recogiendo café”.… Seguir leyendo »