
Casado: sin tiempo para morir
Hecho a sacar partido a cualquier contratiempo a la ribera del Mississippi, Tom Sawyer, héroe infantil de la obra maestra de Mark Twain, se enzarza en una riña callejera. Al retornar a casa hecho un cromo, su tía Polly le castiga a encalar la cerca. Sin arrugarse, obra con astucia y habilidad. Así, persuade a sus amigos del privilegio de pintar la valla hasta cobrarles por liberarle de su penitencia. De esta guisa, el avispado se adueña de los boletos que aquellos pardillos habían juntado memorizando versículos bíblicos en la Escuela Dominical para canjearlos por regalos. Cuando Tom acude con los vales, la sorpresa es morrocotuda por resultar absurdo que aquel mozalbete hubiera retenido dos mil versículos de sabiduría bíblica cuando una docena de ellos hubiera reducido su cerebro a fosfatina.… Seguir leyendo »