Amigo de los asesinos
Los insultos a un político de relevancia se amortizan en el momento mismo en que se producen. Incluso a veces solamente los escucha quien los profiere. Insultar es ofender a alguien, pero debería especificarse que los insultos pueden ser verdaderos o falsos. El falso se asume con inanidad, mientras que el verdadero deja una huella indeleble en quienes lo escuchan y al que va referido.
De entre los insultos verdaderos que se le propinan al presidente del Gobierno hay uno que más cierto no puede ser y a él, por muy maestro del cinismo que sea, le tiene que remover la conciencia.… Seguir leyendo »