Lo que las humanidades no son
Las comunidades políticas son siempre una cuestión de palabras. De acuerdos y de lenguas que se comparten, pero también de relatos, de leyes y de promesas. Un pueblo se distingue por conmoverse con los mismos mitos o con los mismos versos, lo que es tanto como hacer comunes el miedo y la esperanza. Amos Oz nos advirtió que ser judío es pertenecer a una cierta tradición lectora y otro judío como Harold Bloom nos enseñó que ser occidental podría resumirse en compartir un canon. Siempre creí, de hecho, que la comunidad inconfesable de la que hablaba Blanchot era, evidentemente, una comunidad de lectura.… Seguir leyendo »