Los excesos de la democracia
La tesis de fondo común a los múltiples ensayos sobre el estado de las democracias aparecidos en el último decenio bien podría compendiarse con aquella hermosa metáfora labrada por Ramiro de Maeztu en 1931: son «una encina medio sofocada por la hiedra». La encina de Maeztu era España, transida de las dolencias sufridas durante la Restauración, malherida y malparada de aquellos experimentos liberales vapuleados por sus enemigos. Hoy por hoy, las diagnosis mejor fundadas en torno a la salud de las democracias occidentales las pintan, prescindiendo de florituras poéticas, asfixiadas por una hiedra. Tal como declaran los títulos de dos aclamados estudios publicados en 2018: las democracias «mueren», conforme al docto parecer de Daniel Ziblatt y Steven Levitsky, y «se acaban», según David Runciman.… Seguir leyendo »